La Confianza

Sientes miedo, la Confianza te vacuna contra el miedo a vivir

Cuando somos pequeños, el gran regalo que nos pueden hacer nuestros mayores, consiste en ofrecernos la sensación de sentirnos seguros, que nos permita desarrollar la confianza. Confiar en nosotros, confiar en los demás y confiar en el mundo. ¡Ahí es nada!

Gracias a este regalo, aprenderemos a fluir, a aceptar lo que pasa, a saber, que podemos seguir adelante aun cuando las cosas no salen como esperamos, a saber, soltar aquello que detiene nuestra evolución, porque perder puede ser otra forma de ganar.

Confianza. Una vacuna contra el miedo a vivir

Confiar es creer en el orden dentro del caos, en la perfección de lo que no es perfecto. En tener la intuición de que las cosas pasan por algo y tener la sensación de que seremos capaces de afrontar lo que nos toque vivir y superarnos a nosotros mismos.

La confianza es como la magia, no se ve, pero parece obrar milagros en una persona. Proporciona ilusión, sensación de que se puede. Aún en los peores momentos, tener el sentimiento de que es posible. Permite dejarse llevar por el día a día, tomando decisiones, haciendo pequeñas cosas, o grandes cosas, para que algo, o todo, sea diferente. Posibilita que podamos adentrarnos en entornos desconocidos, en arriesgarnos, porque si no sale como esperábamos, tendremos la sensación de que algo habremos aprendido y ya buscaremos qué hacer con lo que surja. La confianza nos permite vivir la vida, sin intentar controlar lo incontrolable.

La confianza no la venden en las tiendas, ojalá fuera así de fácil. Las compras, te la tragas con un poco de agua y arreglado, ya tienes confianza para tirar un rato, hasta que se gaste.

A muchas personas no les gustan los cambios, ni las sorpresas, a menos que vengan en una caja y con un lazo. Preferirían que todos o casi todos los sucesos de su vida tuvieran fecha en la agenda para evitar sobresaltos.  «más vale malo conocido que bueno por conocer«. Sin embargo, el control es una ilusión. No hay plan que el destino no pueda modificar de forma inesperada, ni proyecto inmutable. La vida dispone de mil formas de demostrarlo. Los “y si…”, no sirven, son supuestos que en general nos paralizan, pero que quizá nunca lleguen a materializarse.  Lo único real es lo que hacemos, o no hacemos, con lo que nos pasa.

En lugar de luchar contra la vida, intentando controlar la incertidumbre que supone vivir, súmate a sus filas. Atrévete a soñar, proyecta lo que quieres ser en el futuro y constrúyelo día a día, superando las dificultades y agradeciendo las oportunidades. Desarrolla la sensibilidad para escucharte, porque solo tú sabes cuales son las batallas que debes librar, pero también las que debes abandonar.

Solo si se suelta el control innecesario, podremos notar como la vida nos sostiene. Hasta entonces, solo habremos sentido frustración por los cambios de planes y mucho miedo cuando creemos que perdemos el rumbo que inflexiblemente nos hemos marcado, intentando disponer de una sensación inexistente de control.

Date cuenta de tu corazón latiendo, aun cuando tú no puedes hacer nada por manejarlo, de cómo tu respiración fluye, permítete un instante para pararte a mirar hacia tu interior y tomar consciencia de lo que necesitas, pero también de lo que no necesitas. Cuando empieces a sentir que tú puedes ser quien eres, que puedes confiar en ti, tu ser empezará a enraizarse y a hacerse fuerte. Solo así podrás confiar en que la vida te dará oportunidades y te las quitará, pero que tú puedes hacer cosas con aquello que te da o aquello que te quita. Sabrás que podrás seguir adelante con lo que te ha tocado vivir.

El miedo llamó a la puerta. La confianza contestó: «¿Quién es?»

Y el miedo desapareció.

Proverbio chino

Sonia Pérez Sala